martes, 11 de octubre de 2011

Vicios


Esta noche estoy pagando el infortunio de intentar ser lo que no soy, la tragedia de pretender aquello para lo que evidentemente no he sido traído a este mundo.

No he salido este fin de semana y me he dedicado a descansar convencido de las virtudes de iniciar una semana al cien por ciento. Lunes, todo se empieza los lunes, y a este lunes que no es lunes sino martes lo había imaginado descansado, provechoso, fructífero…

Tanto descanso, tanta sanidad, me tienen este domingo que no es domingo sino lunes, despierto y sin el menor sueño siendo casi las doce de la noche lo que presagia un final de historia increíble: Hoy que es el único día que debía irme a dormir temprano me terminaré acostando a la madrugada: Un boludo, que le dicen. De todas maneras, a fin de reducir mi culpa, prefiero dedicar este desvelo a escribir algunas líneas que hace rato que esquivo, la otra sería salir a hacer lo que debería haber hecho el sábado pero ya sería arruinarla por completo.

Conclusión: no tengo la menor duda que los fines de semana están hechos para salir y no para descansar, entonces uno llega cansado al domingo a la noche y puede dormir bien para iniciar entonces si una semana provechosa y fructífera.

Entre tanto descanso en este largo finde de feriado incluido dediqué parte de mis horas de ejemplar comportamiento a la lectura. No a cualquier lectura, hay un tema al que hace un tiempo le coqueteo y es justamente el que da título a este post: Los vicios.

Hay una idea que hace rato me da vuelta, una suerte de discusión de huevo y de gallina: ¿Hasta donde los vicios del presente condicionan nuestro futuro o hasta donde la idea del futuro que uno espera nos condicionan para tener los vicios que hoy tenemos?.

-“Este tipo tiene muchos vicios, no tiene futuro”, pero: ¿no será que por que el tipo no ve futuro se cuelga en los vicios?

Cuando en alguna reunión a alguien se le ocurrió tirar la trillada pregunta: ¿Vos que harías si mañana se termina el mundo?, yo a nadie le escuche decir “me voy a trabajar a la oficina”. Dejo a vuestra imaginación la respuesta que quieran darle a ese interrogante pero que en un supuesto momento final como ese habría más cola en los “Telos” que en las “Fotocopiadoras” no me cabe la menor duda.

Esto es lo que me interesa explorar, la idea de percepción de “futuro esperado” como condicionante del “comportamiento actual”. Me resulta muy interesante por que me da la impresión de que uno siempre trabaja sobre las consecuencias y no sobre las causas, lo que por regla básica es más caro e ineficiente. En “teoría del control” los métodos correctivos, es decir los que operan sobre las consecuencias, son siempre más onerosos e infructuosos que los preventivos, es decir los que trabajan sobre las causas. Curar la enfermedad es más caro que evitarla, sería el ejemplo básico. No hacer enojar a una chica es más barato que lograr que te perdone, sería uno más evolucionado.

Secundariamente esta claro que el esquema “futuro – vicios – futuro”, se retroalimenta y se multiplican en sus efectos, dando nacimiento a los llamados “círculos viciosos”. Por el contrario la serie “futuro – virtud –futuro” constituyen los deseados “círculos virtuosos”.

Es evidente que gastamos más energías, nos arrepentimos, nos frustramos y nos auto-flagelamos más por nuestros vicios actuales que aquella que dedicamos a trabajar nuestra imagen del futuro, cuando talvez pactando con uno mismo una situación deseable y posible liberemos nuestro presente de acciones nocivas que sólo se justifican en el descrédito en nuestro propio horizonte.

No es fijar un norte como objetivo, es conciliar una situación futura como “querible”, en tal caso es probable que no tengamos en el hoy desesperados intentos de máxima satisfacción inmediata sólo justificables en la lógica de imaginar que lo que vendrá será peor.

El que me lee va a creer que me la paso a Pepsy. Pero bueno, es lo que hay.

Todo esto que les cuento, que de científico poco tiene y más bien surge como les conté de mi lectura durante el fin de semana mormón que he pasado, tiene su correlato en el plano social lógicamente.

La pregunta es: ¿Hasta donde podemos esperar que una sociedad abandone sus vicios presentes cuando el futuro que percibe no es el deseado?

Otra pregunta: ¿Cómo modificar positivamente la imagen que una sociedad tiene de su futuro para lograr disminuir sino terminar con sus vicios presentes?

Otra: ¿Una sociedad con vicios, como un hombre con vicios, es más fácilmente dominable?

Una más: ¿podemos suponer que existen intereses que cómodos en una sociedad viciosa buscan diariamente mantener una imagen social negativa del futuro?

El tema es realmente apasionante y desenmascara gran parte de la acción diaria que observamos de malos presagios y agoreros pronósticos para con nuestro País. Es obvio que si “se están choreando la guita de los jubilados” nadie va a aportar lo que le corresponde y de cualquier manera va a buscar quedarse con la mayor cantidad de plata en el bolsillo hoy, si total “mañana no te van a pagar nada”, es decir, si no hay futuro, ¿para que pagar?.

Construcciones mentales hechas durante décadas hacen que compatriotas continúen enviando sus ahorros a bancos del exterior que a todas luces corren serios riesgos, por no decir que están quebrados, y no decidan en cambio inversiones en nuestro País adonde las cosas tan mal no les va a quienes las ejecutan.

Sería ingenuo desconocer que muchas veces nuestra sociedad ha sido ingrata con quien le ha brindado su confianza, pero menester es también observar que en ese cambio de percepción de nuestro futuro existe gran parte del éxito o fracaso que acabemos teniendo.

Imaginemos por ejemplo hoy la situación en Grecia, todo el mundo habla de su crisis, sin embargo poco se habla del circulo vicioso en el que seguramente ha caído su economía. ¿Cómo levantar a un País que no ve futuro?, ¿Imaginan a alguien yendo a pedir un crédito para invertir en una industria en Atenas? En las últimas semanas los helenos ya han caído en rebeldía fiscal, es decir las personas han dejado de pagar sus impuestos y este tipo de situación social no se olvida ni cicatriza rápidamente.

Nuestra historia de los últimos 30 años anteriores al Kirchnerismo es una historia de desencantos y de frustraciones que evidentemente han destrozado nuestra imagen de futuro y consecuentemente han plagado de vicios a nuestra sociedad. Los ocho años de crecimiento económico, la reivindicación de derechos logrados en este período y el castigo a crímenes que eran verdaderamente deudas pendientes para nuestra sociedad no han sido suficientes para terminar de torcer nuestras percepciones futuras, de todas maneras entiendo que estamos mejor que hace ocho años y mucho mejor que otras regiones del mundo. No me refiero específicamente al PBI o a la deuda externa o a ningún indicador económico, hablo de la sensación de País, de la confianza en nuestro futuro como condicionante de nuestras acciones presentes.

Justamente en virtud de esta mejoría que aprecio entiendo que el Gobierno Nacional tiene una espectacular posibilidad y una ineludible obligación para este nuevo período de gestión que según muestran las tendencias se apresta a iniciar.

Resultará absolutamente definitivo para nuestro futuro como Nación que se ejerzan todas las acciones posibles tendientes a convencer al pueblo argentino que un futuro digno y glorioso es posible. El Gobierno nacional tiene la obligación histórica de transmitir al pueblo certezas y entonces si será posible soñar una Patria con menos vicios. La esperanza en un futuro de grandeza será el antídoto a nuestras miserias y el motor de cambio definitivo al lugar para el que hemos sido llamados.



3:55 hs, les dije…