viernes, 28 de diciembre de 2012

Sossega Leão


prometido es ley Bruninho!

La llegada del fin de año siempre alguna reflexión merece, creo que está bien que así sea. Algunas de tipo personal claro, pero excepto que me veo cada vez más bueno y lindo no me animo a contarles más de lo propio. Las otras más generales, las que exceden lo individual, las que ponen el foco en la pecera en la que nos está tocando nadar, digamos.


Como cada año desfile para Brasil hace unos días, había estado casi todo los meses del año en la Federativa República, pero como siempre es por trabajo, poco tiempo a pensar en otras cosas sobra. En cambio cuando voy en plan “ferias” despunto el vicio y disfruto de preguntar y observar la realidad de los vecinos por considerar, y con esto no me creo un iluminado, que en sus movimientos hay bastante de nuestro propio éxito o fracaso mediato.

Las conversaciones “de política”, se sabe que nunca son muy bienvenidas por estas latitudes, creo que el calor, la arena y la caipirinha profundizan esta tendencia. No parecería casual la larga lista de principales figuras Gauchas (personas oriundas de Rio Grande do Sul) entre los políticos Brasileros y la menor incidencia de imágenes venidas de la zona litoral. Algún que otro paulista y algún minero, un par de caudillos nordestitos al estilo Saadi en Argentina, pero se podría afirmar en principio que arena y discusión es más común encontrarlas combinadas cuando el asunto es futebol, novela o temperatura de la cerveza que cuando la cuestión es Marx o De Gaulle en zonas donde las piernas están doradas y son casi diariamente acariciadas por las olas.

En fin, en este contexto es que busco mis charlas en Rio y generalmente es la casa de Bruninho el ámbito, “ele gosta” tanto o más que yo de “bater papo” al respecto.


En el mes de mayo pasado había estado en su casa y charlando de todo un poco le comente de mi firme intención de largar el cigarrillo, cosa que obviamente voy a intentar nuevamente a partir del 1 de enero, y a raiz de esto mencioné uno a uno los métodos que había probado. Entre ellos unas pastillas que me salieron como un viaje a Disney y que acompañadas de unos tranquilizantes juraban en su prospecto que si a los tres meses no eras monaguillo le pasabas cerca. Se las mostré, observó junto a su hermana que también estaba allí esa noche las características y componentes del remedito y fiel al estilo carioca emitió automáticamente su veredicto: “Es sólo un Sossega Leão, Alberto”. Lo que el me estaba diciendo es que me estaban dando algo para dejarme relax, un “tranquilizante de león”, como metáfora adecuadísima de lo que buscaba la pastillita: Calmar la locura, dejarme sedadito para evitar reacciones.

Si bien yo conocía la expresión, fue bueno recordarla, sonreí.
Lamentablemente volví con vicio encima a estar en su casa nuevamente hace unos días, charlamos mucho, de política también claro.

Reflexionamos bastante sobre temas variadísimos. Les conté que le gusta el asunto y eso hace con que preste atención no sólo a su País sino a toda la región lo que hace más interesante la charla.

Yo estaba muy sorprendido por el nombramiento de Joaquin Barbosa como el primer negro presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) de la historia de Brasil. Una suerte del Obama brasilero digamos. Lula un obrero metalúrgico, Evo un indio, hombres casandosé con hombres y varios ejemplos más por aquí y por allá, en fin parecería que las cosas están gratamente cambiando.
“Qué buena noticia Bruninho”, le dije. Y no lo ví tan convencido.

Claro, la charla fue fluyendo y solita tomando su rumbo. Mi amigo no estaba tan contento por que a pesar de tener un lider obrero como principal figura política de su País, no está viendo cambiar mucho la situación de los obreros. Inclusive ahora teniendo un negro en un punto tan alto de la justicia, no ve tanta justicia con los negros. "Mejoró sí, pero tan despacito…", me dijo.

Me acordé en ese momento de algo escuchado o leído hace años sobre la capacidad adaptativa del sistema a los nuevos tiempos, su virtuosa metamorfosis para continuar reinando con golpes de timón imperceptibles, o peor, hasta festejados por las grandes masas. Como ejemplo de máxima citado en esas teorías está la abolición de la esclavitud, que nadie obviamente puede dejar de festejar, pero que sin dudas también permitió al capitalismo apropiarse de millones de litros de sudor sin la necesidad de garantizar salud, techo y comida a su fuerza laboral, requisitos imprescindibles para que un tipo pueda cargar bolsas a la mañana y que debían ser proveídos a los esclavos para que sean útiles. Ya en el nuevo esquema no resulta necesario si total si se cae alguno hay una enorme fila atrás esperando su descartable turno de sometimiento.

Hace algunos poquitos años nomás con la flexibilización laboral y otras perversas instituciones como esa el sistema parece haber implosionado, lo que no nos debería tener únicamente quietos y contentos por los cambios que vemos, sino por el contrario muy atentos a la próxima jugada del perverso enemigo. Concretamente y en lengua fácil: “Cómo nos van a cagar ahora?”, sería la pregunta a hacerse.


Ya llegaba el final de esta sentada, ya nos quedábamos sin cerveza con mi amigo. La linda caminata y el mar de la playa iban pasando su factura y la cama llamaba a gritos. Pero algo habíamos acordado, en mucho habíamos coincidido esta vuelta.


Coincidimos en que más allá de los cambios que observamos en nuestro país y en general en nuestra región, no debemos bajar la guardia y tenemos que exigir reales modificaciones en las estructuras de poder y distribución. Estar atentos, no flashear con maquillajes, exigir el fondo y no la forma. Esto tiene que servir para nuestros pueblos, pero concreta y diariamente. Debe ser visible y palpable. De lo contrario, corremos el riesgo de festejar sin haber ganado, de consumir sin cobrar y anestesiados en el festejo, calmar las penas y perder reacción.
Nos abrazamos, último “saúde!” y la refleción ya estaba hecha, faltaba sólo que me la diga: “Esto no puede ser sólo un SossegaLeão, Alberto”

Feliz 2013!

Nunca menos!!!