martes, 29 de marzo de 2011

UN PLACIDO 24 -sueños sustanciales-‏

Una vez más le pifié.
Ayer había que haber estado en Buenos Aires.
No fui.
Como para los festejos del Bicentenario.
No fui.
Soy un papanata.

Ay, que resaca fea esta mañana cuando me di cuenta de que de nuevo le pifié.

Lo viví encerrado en un depto. Fue loco, me colgué mucho. Por momentos tuve la sensación de André Malraux y aquello de "Buenos Aires capital del imperio que nunca fue". Sensation que todavía perdura. Sensación que sin duda una, viene de la emoción. Me emocioné otra vez. Toy viejo, ta claro. Se da cuenta hasta un ciego sin labrador.

Bueno ahí van las pavadas de esta vez.

Me emocioné con una Argentina viva, amigos. Con una Argentina que es capaz de juntar un pueblo voraz de participación. Dos 120.000 a 15 cuadras de distancia una de la otra no es poco. Mucho menos cuando esto se da en una fecha cara, dolida y muda a un clima festivo, maravilloso. No hay rencor —hay pedido de justicia— no hay odio, --hay futuro--. Esta es una sociedad que ve futuro, no es justificable de ninguna otra manera este desborde popular que no sea parado desde una sociedad esperanzada. Ayer Argentina brilló y hay que estar contentos.

Imaginaba al turista de cualquier origen paseando en medio de un pueblo que conmemoraba pacíficamente, libre, feliz, los 35 años del fin de una forma de país que no queremos. Pensaba también en la visión de ese mismo visitante cuando a los 10 minutos de su caminata encontraba una 9 de julio deslumbrante.

¿Qué país se encontró ese tipo?

Algo más parecido al sub ‘76 seguro.

Nos llaman "emergentes" y que no les pese. Emergente puede ser peyorativo pero implica emerger. Y estamos emergiendo.

Estamos empezando a estar contentos de estar en Argentina. Y estamos re-aprendiendo a pensar en Argentina, que en definitiva, es la buena noticia.

Se me cruzó también de manera sustancial (y no porque sea lo importante sino porque ya pegaba la sustancia) el apocalipsis en el que nos intentan sumergir algunos compatriotas. Y miren que ando amplio hoy como para llamarlos así. Decía que se me había pasado la idea del que "es todo una mierda" tan propia de nuestra genética de clase media. Incorporada, intrínsecamente propia al discurso: "no tenemos arreglo".

Y ahí volví a Malraux, soñé que nos poníamos de acuerdo en lograr el país que nos conviene a todos y que sea para todos. Los recursos parecen más que obvio que sobran. Si al potencial económico que parece bendecirnos por estos días, le sumamos un pueblo comprometido, dan casi nulas las chanches a los agoreros del horror.

El tema es: -cómo planificamos toda esta nueva oportunidad, cómo la queremos?

Por ahora La Opera fue en la calle, para todos. Fue un papelón?, -la culpa es de Mauri?, -Los empleados del Colón son unos mafiosos?

"Vaya uno a saber", dijo la señora en la despensa.

Fue en la calle. Y la gente, lejos de desentonar, mostró que no hay buen show sin buena platea y la Argentina lejos de haber muerto encefálicamente continúa siendo gran platea. ESTAMOS VIVOS! ENAMORAMOS! DESPIERTENSE!

Agrandemónos muchachos, está todo dado. Dejemos de una vez por todas de ser "nietos de italianos" para empezar a ser argentinos y sentir el orgullo de ser argentinos. Sepamos que no nos vamos a volver a Italia cuando pase la guerra, sino que vamos a tener nuestros nietos (caminata en la costanera y menos porrón mediante) en la Argentina.

Sigo contento, como par de "post" atrás, no hay vida sin sueños e imagino que sociedad sin esperanzas no promete grandes realizaciones. Condicionemos nuestro accionar a la altura de nuestras oportunidades. Seamos adultos. Pensemos en nuestro orgullo. Garanticemos nuestra Argentina todos los días.

Son tres de la tarde y algunas cosas vuelven a tomar sustancia, ja!

Gracias Argentinos, tuve un plácido 24.


¡Viva la Patria!