sábado, 16 de abril de 2011

PETIT MARCHÉ


Durante años en nuestra historia reciente he oído y hasta repetido con niveles de convicción absoluta el dogma irrefutable del poco peso específico en términos de masa crítica del mercado argentino en el contexto mundial y más específicamente en la región que nos ha tocado vivir.

Esto, como el hecho de ser del Sur y no del Norte (es decir abajo, no arriba) psicológicamente debe habernos afectado pues obviamente a nadie le gusta ser relacionado a lo pequeño, excepto para los casos de la nariz, las orejas y los celulares. Dígase; tener un Fiat 600, ser petiso o vivir en monoambiente no se condice con el éxito hoy socialmente aceptado. Si esta hipótesis trasciende a lo fálico ni hablar. Es decir, ser “micro” tiende en principio al complejo y no al brillo.


Somos poquitos, somos chiquitos, somos del Sur, somos de abajo y para completar, estamos lejos…O sea, una cagada!



Por ahí salta algún optimista que engancho una novia nueva el día anterior y nos cuenta que tenemos todos los recursos, diferentes climas, multiplicidad de posibilidades, etc., pero cuando venís tan achicado con todo lo anterior casi no te la crees. Es como cuando tu abuela te dice el domingo que “estás precioso” y vos acarreas en tu espalda las noches del viernes y sábado sin haber sido correspondido a la hora del lento. Cosa fea si las hay sobre todo cuando todos tus amigos están bailando, pero bueno, no me desvío del tema y sigo.



Nuestras empresas partían a Brasil por que allá eran muchos, las multinacionales invertían en el gigante Latinoamericano o en Asia. Claro, los chinos más los hindúes representan un tercio de la población mundial y nosotros no llegamos a 45 millones de los cuales 20 llegaban al puchero todos los días. El resto no aportaba al consumo. No éramos atractivos obviamente.

Las grandes industrias no tenían dudas a la hora de decidir su localización, no mostrábamos ventaja comparativa alguna y de yapa nos hacíamos los copados con sindicatos organizados reclamando condiciones, obras sociales para todos, hospitales públicos, educación gratuita, universidades free y “boludeces” como esas.



Esta situación la hemos estado padeciendo durante décadas y ha sido causante de un gran deterioro no solo económico sino social en nuestro país. En línea con lo expuesto al principio es importante observar que cuestiones relacionadas con la psiquis y el ánimo colectivo, muchas veces afectan también decisiones empresariales. Las llamadas “expectativas” de las que suelen hablar los llegados de Oxford, Massachussetts o templo rubio que se les ocurra.



Recogiendo la línea:

-Lo importante era el mercado y su tamaño, lo decisivo era ampliar la masa crítica de consumo para dar condiciones en términos de escala a las economías domesticas. -

-Esfuerzos integracionistas regionales inclusive se han realizado en distintas latitudes con el ánimo de lograr tales condiciones

-Pequeñas economías llegaron a suscribir acuerdos comerciales con grandes bloques económicos – en muchos casos desventajosos – en el afán de lograr el gran mercado tan soñado. Casi la tierra prometida.



Y por ahí iba la cosa.



En estos últimos años hemos empezado a observar notorios cambios en nuestra economía adjudicados por el Gobierno al llamado “Modelo” y por la oposición al “Viento de Cola”. Lo que en ningún caso es negado por sector alguno es el más que importante peso que tuvo en esta recuperación la recomposición de los precios internacionales de los productos en lo que históricamente hemos sido protagonistas.

No hay nadie que se prive de decir que estamos en presencia de una oportunidad “histórica” y de endosarle automáticamente gran parte del mérito a la soja, el potasio, la carne, el cobre, el petróleo, la madera, el hierro, el aluminio o comodity primario que imaginen.



Sin embargo hoy nadie parece acordarse de que somos poquitos, somos chiquitos, somos del Sur, somos de abajo y para completar, estamos lejos. O sea, una bendición!



Somos tal vez el gran mercado del mundo. El gran mercado productor. Por que sin ser hoy los que más producimos rubro por rubro, si somos los que mayores excedentes tenemos y eso nos vuelve casi únicos.



Y saben por qué todo eso? Porque somos chiquitos…



Somos seguramente hoy un mercado de consumo casi intrascendente para los grandes conglomerados industriales que no tienen en nuestros 30 millones de consumidores interés sustancial como para presionarnos a niveles que puedan llegar a comprometer la provisión de proteínas que desde acá podemos brindarles.

Es decir, les interesamos como abastecedores y no como clientes y están dispuestos a aceptarnos condiciones de intercambio flexibles, abrirnos parte de su mercado a nuestra industria a cambio de fidelizarnos como proveedores.

Un chino hoy sin dudas no tendría el menor problema en ceder el mercado argentino para sus encendedores a cambio de asegurase nuestro envió de alimentos, y es probable también que esté dispuesto a aceptar el ingreso de productos elaborados si es que lo ponemos como requisito. Sabe muy bien que Brasil a pesar de producir 160 millones de toneladas de granos este año debe alimentar 220 millones de personas, EEUU con sus 250 millones de grains le hace frente a 300 millones de habitantes –y de buen diente –y nosotros con casi 110 millones entre soja, trigo y maíz este año solo somos 45 millones a la hora de sentarnos a la mesa. La relación de excedentes es más que elocuente y lo saben. Saben también que para el resto de materias primas no sólo vegetales y animales sino también minerales (superimportante) la historia se repite.



Debemos necesariamente usar este nuevo contexto para ampliar nuestro mercado de consumo industrial con acuerdos comerciales justos, como parecería más que evidente que este gobierno lo está intentando vía negociaciones con otros bloques, compensaciones de importaciones y Licencias No Automáticas entre otras, para desarrollar un sector secundario sólido pero siempre haciendo pesar nuestra actual situación de privilegio.



Por último condicionar las inversiones externas en nuestro país, mostrando al mundo que estamos en un lugar que esta “lejos” de los conflictos religiosos y raciales, que no tenemos conflictos de fronteras, al contrario, que nos estamos uniendo cada día más y que nos sentimos cada vez más identificados con nuestra América Latina. Y que de paso somos una de las regiones con más crecimiento en la economía internacional.



Somos poquitos, somos chiquitos, somos del Sur, somos de abajo y para completar, estamos lejos…



Ser una cagada, a veces está muy bueno.