lunes, 29 de abril de 2013

Este mediodía le robé a Rita Lee



Había tomado un montao…si!, un montón, no sé si se dice montao, pero suena bien.
Comimos algo al disco, estaba rico.
Como a la salida de un boliche, el guardarropas empezó a funcionar en un momento y cuando todos se van hay que irse, escuchás Frank Sinatra, “ta rararan ra ran” y partís.
Bajo Fondo y La Mala Rodriguez, cabernet de San Juan que esa vez no fue sirah, acompañaban,  sólo acompañaban una tarde de confuso valor. Valor como cuantificación terráquea de peso relativo de la escena. Cuánto vale esa tarde? Cuánto? ¿Cuánto vale un minuto de introspección en una vida tapada de coyunturas?
“Ya seeeé,
no me digas, tenés razón,
la vida es una herida absurda,
y es todo todo  tan fugaz,
que es una curda nada más,
mi confesión!”
Polaco… que manera de decirlo.
Que forma armónica de mostrar  el paso irrespetuoso del reloj.
Nooooo, hoy no Polaco, el día es gris, la ventana esta empañada, pero el pulso del pebete está lleno de ritmo. Hoy el pibe pide hablar de “¿que hacemos esta noche?” y no del dolor que no se vá, de la madre que se fue o la moza que no llega.
Pero en vos y tu saber
interpreto que tu ayer
forma parte de este tango.
Saber que ser es ver
que viviendo he de crecer
no se suele comprender.
(te gustó?)

Te escuché Polaco también esa siesta, te escuché. Siempre te escucho. Siempre te ando escuchando.
Me prendí un faso. Ni se pa´ que, si estaba roto ya. Quería llegar.
Llegar adonde, eh? Pero vieron que uno siempre busca llegar?.
Raro calor de otoño me has puesto a pensar.
De tanto que uno piensa a veces, la guardado acaba apareciendo. Siempre ocurre que nuestra propia lógica diaria inhibe agresivamente, casi sin dejarlo reaccionar, a un cansado sistema propio de repetición indefinida.
Orgullosos decimos eso, lo repetimos y lo justificamos: “El hombre es un animal de costumbres”.
Si hay algo en la vida que yo odio, les cuento, son esas frases. Talvez reales, no lo sé, pero que suenan tan reales que no te dan tiempo a reaccionar , y de ese modo te marcan, te encierran, te formatean, te inmovilizan. Te dicen que es así y si es así para que pensarla, no?

Lo que te dicen con esa frase tan bien recibida generalmente es que somos casi como palomas de las iglesias, atentas a las migas y enemigas de las campanas. Cuando sobran las migajas las agradecemos y cuando el día es de fiesta, algún ruido nos aturde y nos manda a esperar lejos.
Esperar o vivir?
Siempre esperar o vivir.
Una suerte insólita de compromisos autodefinidos con uno mismo, decisiones extemporáneas que justifican una acción presente mesurada en virtud de un glorioso futuro esperado. La tierra prometida.
Que es lo prometido y que seguro opera sobre esa promesa?
En realidad parece ser que los seguros, que no son tan seguros, lo que hacen en definitiva es vendernos imágenes futuras más confiables, en donde el auto estará arreglado si te la ponés contra uno que esperando la luz verde del semáforo se vió invadido por tu descuido al mandar un mensajito.
Después te cagan o no: chocar de atrás, la línea de peatones, doblar a la derecha, la luz del freno o cualquier otra semejante es motivo suficiente para decir que lo pagas vos, pero como contrapartida para seguir “asegurado” están   los últimos 12 años en lo que no chocaste pero como pagabas el seguro todos los meses estabas re tranquilo que si chocabas te lo pagaría el seguro.
Seguros, garantías, caída de pelo, duración de la virilidad. Miles, no son cientos, son miles, los negocios que operan sobre nuestro presente para sacarnos alegrías diarias en virtud de consagraciones celestiales.
Si haces esto, te espera el Diablo y las llamitas, y si haces esto otro, de repente esta Jesús con un Fernet y de invitada va Pampita.
No lo sé, me prometen, me prometen.
Por qué, quién o para qué estará trabajando tanto alguien sobre nuestra perspectiva futura?
“Es propio del hombre”… lo escucho.
Si si, siempre en un asado alguien acotaría “son cosas propias del hombre”
Pero masturbarse también es propio del hombre y sin embargo excepto en peña de muy íntimos o en conversa  de buena cama nadie lo reconoce. Ojo!, soy amplio, cuando digo son propias del hombre digo también de las mujeres que entre paréntesis son bastante bravas también con ese pecado por lo que uno escucha.
El antagonismo, la casi perversión intelectual de plantear seguro contra inseguro, en realidad parecería una forma o manera encubierta de limitar el accionar diario de cada uno de nosotros.
Que sería de est
e mundo sin pensar tanto en el futuro?, que se yo…
El futuro es la construcción, el presente es el derroche. El presente está siempre asociado a una visión irresponsable de la vida, la energía dedicada a acumular para quien ni sabemos ni cómo ni cuándo lo va a dilapidar es sano y regocijante.
El sexo y el amor, la pobreza, el dinero, la lujuria, el castigo, la penitencia, el terreno, el dólar y la deuda. Todo habla de lo mismo, todo indica exactamente el mix que decidimos dar al peso específico de la palabra “futuro” en nuestra vida.
La palabra clave es “futuro” y atrás omnipresente el temor es el dueño de la situación nuevamente.
Como me dice un amigo de mi trabajo que me ve delirar en otras áreas “bastante bien para ser un contador”, me gustó este post, nunca lo digo, pero este me gustó.
Debe haber mil tratados con relación a la sinergia de la secuencia miedo, seguro, futuro. Pero esta fue mi forma de contarlo y me gustó.
Debo confesar, escuché “Amor e sexo”, este mediodía le robe a Rita Lee.