martes, 8 de mayo de 2012

Postmerkeleuropeísmo


Las elecciones de hoy en el viejo continente hacen más que merecidas unas líneas. En realidad son casi una súplica a mis amigos europeos seguidores de mis comentarios a quienes pido me ayuden con sus opiniones acerca de todo esto a lo que asistimos. Estoy muy lejos, no es mucho lo que me informo y si extremo lo que me interesa como puede seguir esta historia así que les pido de todo corazón a los ciudadanos del viejo continente por nacimiento o adopción que se tomen cinco minutos y me den en tres líneas sus visiones al respecto. 
Hasta ayer sólo el 5 % de la comunidad europea, Dinamarca, Austria, Chipre, Bélgica y Eslovenia eran gobernados por partidos de Izquierda, hoy ya con el Socialismo imponiéndose en Francia la cosa cambia bastante.
Primero por que se trata de la segunda economía de la Comunidad y el principal aliado Alemán a la hora de retar a los de este lado de los Pirineos y segundo por que si lo relacionamos con los últimos resultados en otros países de la región podemos imaginar reveces probables en las elecciones que restan completar; Holanda, Italia y la propia Alemania en el 2013.
Grecia hoy mismo mostró sus garras contra las recetas germanas, no yéndose a la izquierda por cierto, pero si escapándose de sus partidos tradicionales hacia opciones nacionalistas de derecha.
Los Laboristas en Inglaterra los hicieron mierda al amigo Cameron en las elecciones municipales y los Independentistas escoceses se hacen más fuertes en el norte.
En el medio, en España Rajoy ya tuvo malas noticias en sus primeras pruebas electorales tras su victoria y ahora su discurso de receta economicista de extrema austeridad y achique queda menos protegida al tener que soportar los discursos de crecimiento de Hollande en el horario central de Televisión Española.
La cosa parece simple: Todo lo que esté asociado a Angela Merkel, por ponerle nombre y apellido a una forma de hacer política en Europa, parecería comenzar a caer. Es como una sensación de estar entrando en un “postmerkeleuropeísmo” si se me permite el término.
Es decir, un quilombo impresionante como decimos acá, pero déjenme ser optimista en este caso -casi siempre lo soy- un lindo quilombo, un hermoso desafío, riesgoso y mucho, pero bueno, así son las cosas en momentos difíciles.
El primer interrogante, el gran riesgo, la pregunta del millón, como solemos decir por aquí, es:  ¿para adónde se va a seguir corriendo esta historia?
¿Se irá pasando lentamente hacia opciones de centroizquierda más humanas, menos metálicas o se disparará todo hacia nacionalismos extremos del tinte “no más inmigrantes”, “vayámonos del euro”, “echemos a los moros que nos sacan trabajo”?
Por ahora más allá del peso de los resultados las dos campanas se escuchan. Por que a pesar de que Hollande haya terminado ganando no olvidemos que Marion Anne Perrine Le Pen o simplemente Marine Le Pen,  juntó varios puntitos también.
Es decir, si bien veo una clara oposición creciente, hasta la hoy política fijada desde Bruselas, lo que no alcanzo a saber con claridad es para adonde terminará escapando la tortuga.
Ojala, no veamos nacionalismos exacerbados y si empecemos a ver renacer la Europa del trabajo, la investigación, y el desarrollo. Pero esta vez también la Europa de la solidaridad y la grandeza de espíritu imprescindibles para que el tan soñado y hasta alcanzado Estado de Bienestar lejos de ser una brisa pasajera se transforme en una sustentable realidad que perdure y expanda.
Cuando hablo de solidaridad o cuando me refiero a grandeza de espíritu no vayan a pensar que lo digo en referencia al resto del mundo únicamente, eso vendrá después. No. Pienso que uno reproduce exteriormente lo que en definitiva tiene adentro y en el caso de la CEE algo de eso me parece que debería comenzar a rever, repensar, reinventarse de tal manera de dejar atrás un proyecto en el que dos o tres economías concentran desarrollo y riqueza y las restantes son funcionales, pero de un modo marginal, residual. Si observamos las patentes de invención registradas por los países miembros, las empresas tecnológicas, la banca o cualquier indicador intraeuropeo podremos observar que no ha existido por parte de los países líderes la grandeza de permitir el desarrollo de las economías menores y si la necesidad de mantenerlas bajo su orbita para asegurarse mercado.
Del mismo modo que hoy nosotros desde Argentina reclamamos nuestro petróleo y expropiamos YPF mis entrañables amigos de Canarias pueden llegar a cansarse en algún momento de que a pesar de recibir anualmente 10 millones de turistas con sus 2 millones de habitantes sean la comunidad con mayor nivel de paro de toda España según la escuche decir los otros días a Suzanne Powell por concejo de mi amiga G.C. y entonces salir y pedir expropiar su playas y hoteles, y amigos les digo algo, yo los apoyaría.
Para que ustedes tengan una idea Argentina recibe anualmente 5 millones aproximadamente de extranjeros, si los llevamos a la proporción que visita el archipiélago en relación a sus habitantes nuestro país con 40 millones de argentinos, para igualar esa relación, debería ser visitado anualmente por 200 millones de turistas.
¿Y por que entonces tienen el desempleo que tienen en Canarias como en tantos lugares de Europa adónde no han logrado niveles de desarrollo a pesar de semejante oportunidades?
La respuesta es obvia: Por que los niveles de concentración de riqueza son altísimos y las corporaciones se quedan con una tajada demasiado grande de la torta. Los bancos concentran las acciones de los hoteles, las compañías aéreas, las empresas de petróleo que le dan el combustible a las aeronaves, todo. Todo absolutamente.
Entonces lo que debemos esperar, y Dios me escuche, es una Europa repensando su futuro, no llamando a sus propios países miembros de “Cerdos” (Pigs) ni a sus ciudadanos de “mileuristas” como números, como objetos.
Acá hay familias atrás de lo que a un hijo de puta se le ocurrió llamar de mileurista, acá hay sueños, acá hay vida.
La humanización primero de los problemas y la generosidad y solidaridad para resolverlos será el camino que garantice el bienestar duradero. Si por el contrario se apuesta al egoísmo, no es muy difícil imaginar que les puede ocurrir, su historia está plagada de terribles ejemplos.