sábado, 21 de abril de 2012

NO NOS CORRAN EL ARCO


La verdad que los otros días escribí un post que motivó algunas discrepancias, sobre todo con mis amigos españoles y que deseo aclarar. Primero por que se trata de gente a la que realmente quiero mucho y segundo por que me da la impresión que en mi falta de claridad para escribir o bien el “estado a la defensiva” digamos, en que puedo haberlos encontrado,  creo que se fundamenta la falta de entendimiento del mensaje que traté de transmitir.

El texto al que hago alusión ( Xenoforapiando ) buscaba reflejar varias formas de xenofobias o comportamientos chauvinistas que oímos a diario en Argentina y en cualquier parte del mundo, que lejos de ser la causa de los problemas me da la impresión que son entretenimientos que regalan los verdaderos dueños del poder a los boludos como nosotros (léase boludos argentinos, españoles, japoneses o lo que sea) para ponernos a discutir si el que te caga es el Chino, el Yanqui, el Tano, el Gallego o el Ruso, cuando en verdad las corporaciones - como dicho mil veces - no tienen banderas y no juegan desde los nacionalismos sino simplemente desde la optimización de resultados a cualquier costo y sin piedad alguna.

Quiero dejar absolutamente claro que el mensaje del anterior post intento ser: “dejemos de odiar y de buscar en el comportamiento de los otros nuestra penurias y sepamos que nuestras acciones son en definitiva las que definen nuestra situación, armemos un País de una vez por todas y dejemos de echar culpas o apuntar responsables”.

Hecha esta aclaración entro en el tema de hoy por que la verdad también es  que en el intercambio de opiniones con mis amigos hubo cosas que me llamaron mucho la atención, y en estas sí me voy a poner firme por que me parece también que como se suele decir en Brasil: “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.

Acá en nuestro País solemos decir que la gente del campo es capitalista en las buenas y socialista en las malas y daría la impresión  por lo que uno observa hoy en los discursos españoles que algo de eso puede haber venido en los genes ibéricos que constituyen parte importante de nuestra cultura rural.

Acá a la gente del campo en épocas de vacas gordas no hay que intervenirles sus ingresos y se los debe dejar ganar sin interferir en esas rentas pues es el libre mercado y hacerlo frenaría las inversiones, ahora cuando la cosa se pone fea, falta el agua o la vaca enmagrece debemos salir a darles créditos subsidiados y todo tipo de beneficios pues si se cae el campo se cae la patria y dejarlos quebrar equivale a no tener conciencia nacional.

Es decir, la adaptación del discurso a la necesidad es absolutamente caradura, un día “no me jodan por que estoy ganando y a vos no te conozco”, al otro día “ayudame por que estoy perdiendo y nosotros somos compatriotas”. Osea…pago siempre yo la cuenta.

Si miramos un poquito en  la historia reciente, de ninguna manera quiero irme a 500 años atrás que es en verdad desde donde deberíamos arrancar este análisis, son más que palpables los beneficios logrados por España y Europa en general en una América Latina prácticamente destruida por numerosos factores hace solamente 15 o 20 años atrás. La falta de precio de nuestros productos, nuestras endeudadas economías, los Gobiernos corruptos y  adeptos a las “relaciones carnales” donde todo prácticamente se nos imponía, la idea predominante de del "fin de las ideologías", constituía el ámbito ideal para el festín hecho por estas corporaciones que hoy piden a los gritos institucionalidad y seriedad. 

Todo era explicado en discurso de mercado, librecambio, globalización, eficiencia, productividad, intercambio y miles de mágicas palabras más que en definitiva terminaban inexorables debilitando más nuestra casi nula autoestima latinoamericana y confirmándonos día tras día una verdad que por aquellas épocas parecía incontrastable: Los europeos eran buenos para todo, los latinoamericanos no servíamos para nada.

Desfilábamos por los consulados suplicando visados y permisos para limpiar copas, los argentinos inclusive con mejor suerte que otros como los Ecuatorianos por ejemplo a los que sus nativos rastros dificultaban aún más acceder a la tierra prometida.

En este saqueo organizado desde los países centrales a las áreas periféricas el descuido norteamericano de su patio trasero por motivo de guerras en Oriente fundamentalmente hizo con que Europa y de nuevo España en especial ganara muchísimo terreno en sus excolonias, así se quedaron con infinidad de empresas y reasignaron múltiples recursos en función de sus intereses mientras en las calles de Madrid o Barcelona lejos de pulular los indignados se vivía el delirio del SEAT y la Hipoteca.

Nadie hablaba de crisis, todos festejaban el delirio del consumo, el Corte Ingles se caía de compradores y el cosmopolismo del Maremagnun era el símbolo inequívoco del ingreso de la Península al primer mundo. Es que somos eficientes joder!, nuestras playas son únicas!, la calidad de nuestros jamones es la mejor del mundo!

Callado Cristóbal Colon observaba el festín desde las Ramblas y al ver tanto despilfarro de riqueza habrá pensado mil veces “Es que nadie me va a venir a agradecer lo mucho que yo tengo que ver con esto?” El muchacho sabía perfectamente que gran parte de ese bomvivant se estaba solventando con los jugosos negocios que se hacían del otro lado del océano.

Lamentablemente no teníamos desde acá como contrarrestar tan enorme supremacía de poder, los dos bloques centrales del norte concentraban talvez el 90% del consumo del mundo y nosotros o abríamos completamente nuestras economías en la ilusión que nos dejen venderles algo y participar mínimamente de su fiesta o quedábamos encerrados en mercados inexistentes, de nula renta, como eran las economías satelitales en aquellos años.

La cosa era simple, la caída a pique, la lucecita más que lejana en el túnel. “El poder te lo fija el mercado” te repetían, la oferta, la demanda y a partir de ese poder negociá!. Como en el TEG macho, con tus fichas, no esperes que otro te socorra, esto es Darwin, evolucioná, salvate y sinó te compramos la Patagonia y te la manejamos nosotros.

En un esquema tan vil, tan hijo de puta para hablar clarito, es en el que nos hablaban sin dejarnos en ningún momento presentar nuestras descargas. “Los estamos recolonizando”, me llegaron a expresar en referencia al envío de empresas como bancos, telefónicas, aerolíneas etc. que arribaban a nuestras tierras con “experticia” de primer mundo y mágico marketing moderno.

Y ahora que ha pasado?, podemos preguntarnos. 
¿Por qué toda esta caída de verdades absolutas hasta hace poco irrefutables, de las cuales nadie dudaba hasta hace sólo diez años?
¿Qué ha pasado que atentamos contra esas leyes naturales de las que no dudábamos?
¿Qué ha pasado que Colombo ya no ríe como otrora y que nuestros vecinos ya no son más residuos despreciados?

En este sentido parece claro que más allá de que algunos errores en las administraciones europeas pueden haber afectado sus cuotas de participación en el poder mundial como algunos también aciertos de los nuevos Gobiernos latinoamericanos evidentemente ayudaron a desatar un poco al menos nuestras manos, gran parte de la explicación a todo esto viene dada de arriba: La irrupción en el plano político económico mundial de un tercio o más de la población mundial ha cambiado radicalmente las cuotas de poder y modificado el peso de las alianzas clásicamente respetadas sin titubeos.

Por ser claro, en un mundo como el de hoy, ¿es mejor tener alianzas estratégicas con sociedades como la china o brasilera o deberíamos priorizar a Italia y Francia como partners?

No se trata de amigos y enemigos que se entienda, pero que se sepa también que el peso mundial de tus aliados es el que te da margen para tus decisiones y aquí me da la impresión que radica gran parte de todo esto a lo que asistimos.

Digo “todo esto”, por que más allá de Repsol YPF, Argentina está presionando como nunca por Malvinas, pudimos hacer el pago al FMI y desprendernos de esa presión solo por que Brasil lo hizo primero, Bolivia también expropia, Brasil obliga a un visado sin precedente de los españoles que ingresan a su País argumentando la obvia reciprocidad, Jamaica pide el desrelacionamiento de la corona Británica, Ecuador hace lo suyo, etc.

Por otro lado del punto de vista económico las mismas corporaciones que antes abrazaban al viejo mundo salen disparadas hacia otras economías en desarrollo y te debilitan aún más dejándote más permeable a las sublevaciones de antiguos pichones débiles e incompetentes.

Ingenuo entonces es esperar que aquellos que sufrimos las reglas del mercado, que entendimos a fuerza de hambre que tus alianzas y tu contexto era el que te marcaba tu poder de negociación, no usemos entonces hoy estas herramientas para realizar los movimientos que hasta por la fuerza de la casualidad si se quiere, para no adjudicarnos méritos y parecer soberbios, encontramos hoy a nuestra disposición.

Es decir, cómo se nos puede pedir hoy que no abusemos de algunas situaciones, que seamos cautos, que pacíficamente luchemos en contra del hambre mundial, que seamos respetuosos de países centrales con dificultades si cuando estuvimos mal se nos esquilmó hasta el hartazgo.

Cuando llegaron hace 500 años nos enseñaron que si te golpeaban en una mejilla debíamos poner la otra y así hemos pasado la vida, ayudando en las posguerras y bancando los esplendores.

¿Nos pueden pedir ahora que seamos “católicos” con esas empresas?, y no hablo de españoles, que se entienda bien. Que como dije antes los considero victimas en este momento del mismo sistema que un día los favoreció y  hoy ya no los convoca a la fiesta.

Pero fueron las empresas y el mercado que nos enseñaron a nosotros que era el poder el que definía los partidos, que marcaba adonde estaba el gol, y ahora que empezamos a atacar y tenemos alguna posibilidad de festejar nosotros, por favor europeos, por favor!, no nos cambien las reglas, no nos corran el arco.

Un abrazo